23 ago 2013

Vendedores a domicilio, lavado cerebral y trances en un extraño caso que aconteció

Un inusual reporte psiquiátrico reportó el caso de una mujer que fue “poseída por Dios” después de la visita de un vendedor de puerta en puerta.


Los testigos de Jehová y los vendedores de televisión de paga o de enciclopedias difuminan la línea entre las ventas de puerta en puerta y los cultos. En Japón, dada la prevalencia de objetos como amuletos y talismanes para la protección y mala fortuna que se venden a domicilio, el término “ventas de puerta en puerta” ha llegado a tener una connotación religiosa. Recientemente, un equipo de neurólogos trataron un caso de estado posesivo acompañado de tendencias suicidas que se cree que se desarrollaron en conexión con ventas a domicilio. Esto es lo que apuntaron los psiquiatras:
Cuando la mujer tenía 47 años de edad, un vendedor llegó a su casa y predijo que a su esposo le ocurriría un infortunio. El esposo de la paciente había sufrido un accidente algunos días antes y por lo tanto ella se puso extremadamente ansiosa. Después el hombre le dijo que tenía un talismán que protegería a su esposo de la adversidad, y ella finalmente aceptó comprarlo. Cuando le pagó, el vendedor le recomendó que fuera a un cuarto de hotel en Seitama para que le leyeran la mano.  
Aproximadamente una semana después, el mismo vendedor le insistió que comprara un “árbol de la fortuna”, por el cual la mujer pagó algo así como siete mil pesos. La paciente visitó el cuarto de hotel dos veces por semana por un periodo de tres meses. donde le mostraban videocasetes bíblicos y otras cosas del estilo. Pasados los tres meses, la mujer comenzó a quejarse de no poder dormir y declaró que podía escuchar la voz de Dios. “El me posee y está controlando los movimientos de mi cuerpo”, decía. Su familia también relató que ella daba órdenes extrañas en un monótono sin inflexiones, y decía cosas como “No comas eso o morirás” y “No salgas porque no vas a regresar”.
Muy poco tiempo después fue llevada a un hospital metal y tratada con antipsicóticos. Dos semanas después de esto, pudo relatar su experiencia. “Sentí que Dios había tomado control de mi cuerpo. Él me ordenaba que hiciera esto y eso. Es por eso que daba órdenes a mi familia como si fuera Dios.
Los autores discutieron su caso en términos de desorden asociativo, síntomas depresivos y quejas somáticas, y su asistencia a las proyecciones de video fueron diagnosticadas como una forma de lavado de cerebro. Más específicamente, su condición cae en la categoría de Desorden de Trance Disociativo (trance de posesión).

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